ESPECIES EXTINGUIDAS Y ESPECIES A EXTINGUIR

REINTRODUCCIÓN DE ESPECIES AUTÓCTONAS DESAPARECIDAS Y CONTROL DE ESPECIES FORÁNEAS INTRODUCIDAS EN LA ZONA DE PERÍN.


Una especie que desapareció hace ya muchas décadas de las sierras litorales de Cartagena, y que las habitó desde época prehistórica (de hecho era pieza de caza del hombre de Neandertal y de Cro-Magnon), la cabra montés (Capra pyrenaica hispanica), volverá a campar por los barrancos, cabezos y tajos de la diputación de Perín. Un grupo de este majestuoso animal, tan representativo de la fauna ibérica, será liberado en el espacio natural protegido de la Muela-Cabo Tiñoso. Según los estudios realizados, las 15.000 hectáreas que forman este enclave podrían albergar hasta 150 ejemplares. La reintroducción de estos animales está autorizada y gestionada por la Consejería de Agricultura, Agua y Medio Ambiente de la Región de Murcia y cuenta con la colaboracion de ANSE (Asociación de Naturalistas del Sureste); de hecho la fase de aclimatación de los animales se realizará un la rambla del Cañar en una finca propiedad de ANSE. Las futuras cabras montesas perineras ("Capra perynerica hispanica") proceden de Sierra Nevada (Granada), donde su caza esta prohibida por ser un enclave turístico y donde la densidad de animales es muy alta (16.000 cabezas). En la zona noroeste de la región (Moratalla y zonas aledañas) ya hay una importante población de esta especie, que ha ido entrando sin la actuación de la mano del hombre, desde las vecinas sierras de Cazorla y Segura.

Biología de la cabra montés:
- Medidas: largo (97-148 cm) / alto (65-84 cm)
- Peso: 80-120 kg los machos / 40-75 kg las hembras
- Longevidad: 20 años
- Alimentación: pastos, ramas, cortezas.
- Época de celo: noviembre-diciembre
- Gestación: 5 meses (155 días)
- Partos: de abril a junio / 1 cría (el 20 % de las veces dos)
- Lactación: 5-6 meses
- Madurez sexual: 18-24 meses
- Curiosidades: los machos son más grandes, tienen perilla y cuernos muy desarrollados (hasta 135 cm) que usan para los combates durante la época de celo, viven desde el nivel del mar hasta alturas de 3400 metros, son polígamas (1 macho y un harén de hembras) y no necesitan beber agua (se bastan con el agua del rocío y de las plantas).


La reintroducción de esta especie, ya extinta en nuestros montes, tiene al menos un triple interés: es una especie cinegética (por lo que a medio plazo Perín se convertiría en una zona con caza mayor, y eso mueve mucho dinero), atraerá más turismo de naturaleza (aficionados al senderismo y al medio ambiente querrán venir para avistar ejemplares) y ayudarán a limpiar el monte de broza y arbustos (cosa que hasta hace poco hacían los rebaños de cabras domésticas que pastaban nuestros montes) por lo que serán unos fieles aliados en la lucha contra los incendios forestales.

Puesto que los depredares naturales de la cabra montés son casi inexistentes en nuestra zona (lobo, oso, águila real, zorro, perros cimarrones), la mayor amenaza con la que se tendrán que enfrentar, probablemente serán sus "primos lejanos": los muflones. El muflón de Córcega (Ovis orientalis musimon) es una especie que se extinguió de la Europa continental en el periodo Neolítico, quedando sólo presente en las islas de Córcega, Cerdeña y Chipre. En el siglo XVIII fue introducida por el hombre en varios países con fines cinegéticos y de igual forma llegó a España a mitad del pasado siglo. Este animal habitó la península hace muchos miles de años, por lo que ya no podemos considerarla como una especie autóctona, sino como una especie invasora. Desde hace unos años un grupo de muflones campa a sus anchas por nuestros montes y, según parece, puede haber ya unos 30 ejemplares. Se suelen ver por la zona de Cabo Tiñoso y Las Hoyas. El origen de estos animales es incierto, de tal forma que prácticamente podemos decir que aparecieron de la nada. Se rumoreó que podían proceder de algún desaprensivo que los mantenía en cautividad de forma ilegal y los liberó. Lo que está claro es que la suelta se hizo sin el conocimiento ni la autorización de la administración regional ni de ningún grupo ecologista, que es el bulo que circula entre los vecinos de la zona. El problema de esta especie, no es que "no tenga sangre española", es que puede competir con la cabra montés por el alimento, el agua y el espacio, así como trasmitirle enfermedades (como la sarna o la brucelosis), ya que no se conoce el estado sanitario de esta población. Esto, junto a la posible caza furtiva o atropellos, puede poner en peligro que la cabra montés vuelva a donde nunca debió faltar.


FOTO: muflones en Cabo Tiñoso

El jabalí (Sus scrofa) es una especie autóctona que se introdujo de forma natural hace unas décadas, fruto del abandono de las zonas rurales y la ausencia de depredadores naturales, y al que le puede salir un competidor, al igual que la cabra montés con el muflón: el pecarí. El pecarí (Tayassu pecari) es un pariente lejano del jabalí, algo más pequeño que éste y oriundo de América Central y del Sur. Un ejemplar de esta especie fue cazado cerca de Peñas Blancas en la primavera de 2009, y según dicen eran dos o tres los ejemplares que formaban la piara. El origen de estos animales también es un misterio; se rumoreó que podían haber escapado de un núcleo zoológico de la zona.


FOTO: pecarí cazado en los montes de Perín

Las especies no autóctonas se denominan alóctonas (también llamadas invasoras o exóticas) y pueden poner en peligro a la flora y fauna propia de un lugar al competir por el alimento o el hábitat, al trasmitir enfermedades, al ser especies predadoras, etc. Ejemplos tenemos muchos: la tortuga de Florida (en charcas, ríos y embalses compite con el galápago leproso), el cangrejo americano (sin ir más lejos en la rambla de Canteras, actúa como depredador de anfibios autóctonos), el picudo rojo (de origen egipcio, se alimenta de palmeras datileras secándolas, y se ha visto que también puede afectar a los palmitos típicos de nuestras sierras), el arruí (originario del norte de Africa), visones, mapaches, loros barranqueros, cotorritas de pecho gris (muy abundante por toda Cartagena), y un largo etcétera. También hay ejemplos de flora no autóctona, como es el caso de las típicas alsabaras (piteras), la mandrágora y los gandules que podemos ver en algunas ramblas, el crispinillo, los eucaliptos, etc. Tanto a nivel de la administración pública, de asociaciones conservacionistas o a título individual tenemos que evitar la propagación de este tipo de especies para, de ese modo, poder preservar las propias, las nuestras, las autóctonas.

MAS INFORMACIÓN SOBRE LA CABRA MONTÉS: http://www.mma.es/portal/secciones/biodiversidad/inventarios/inb/atlas_mamiferos/pdf/70_artio.pdf