CRÓNICA DEL IV FESTIVAL TAURINO DE PERÍN

La acuciante crisis económica que nos invade ha propiciado que este año, con unas tres cuartas partes del aforo completadas, haya sido la vez que menos asistentes ha tenido al  festejo taurino de Perín. Un molesto viento de lebeche ha acompañado al joven dúo de rejoneadores durante la lidia de sus novillos. Gracias a un público complaciente y entregado, y a un voluntarioso presidente (el concejal Nicolás Ángel Bernal), tanto el caballero rejoneador de la tierra Pedro Hernández, como la amazona francesa Lea Vicens han sido premiados con tres orejas cada uno. Las reses de Roque Jimenez han ido escasas de fuerzas, en especial las del lote de la guapa rejoneadora francesa apoderada por los hermanos Peralta. Durante la lidia se sorteó un pequeño burrito que le tocó a Pedro, vecino del pueblo y uno de los areneros del coso portátil de Perín.
Abrió el festejo "El Cartagenero", que con su característico estilo de toreo-espectáculo se metió al público en el bolsillo y le cortó los dos apéndices al primero de la tarde. Al tercero, y segundo de su lote, que mató de un rejonazo trasero que dejó paralizado al animal, le cortó solo una oreja.
















De la joven amazona Lea Vicens destacar su maestría en el arte de poner las banderillas, poniendas al quiebro y toreando de frente a los flojos novillos que le tocaron. Reseñar la excelente labor de sus subalternos y la presencia de su maestro, el famoso rejoneador Ángel Peralta, que desde el pasillo, por momentos, si no fuera por su vejez parecía con ganas de saltar a la arena perinera para aconsejar y guiar a su joven pupila. La rejoneadora transpirenaica tuvo problemas a la hora de entrar a matar, por lo que tuvo que terminar sus faenas con el estoque de cruceta, apesar de lo cual le cortó una "pelua" al segundo de la tarde y dos al cuarto. El quinto de la tarde se toreo por colleras, pero como el resto de sus hermanos presentó pocas fuerzas. Tras unos buenos lances de banderillas ejecutados por ambos toreros, entró a matar el "Cartagenero", que volvió a dejar el estoque muy trasero dejando impedido a un morlaco con el que terminó su compañera de tarde, pie a tierra y cruceta en mano.
Y así terminó una bonita tarde de toros en el lejano oeste de Cartagena: espero que la crisis no acabe con este ya tradicional acontecimiento taurino y que el año venidero pueda escribir una nueva crónica taurina.